La duración del alivio va desde una horas hasta varios días tras la primera intervención. Va a depender de la parte del cuerpo tratada, del tiempo de evolución, de la causa, etc. Cada persona y cada problema son diferentes. 

En general, y después de una sesión, cuando el dolor reaparece es menos intenso y, con cada intervención, el tiempo sin dolor va aumentando y la fuerza del dolor va disminuyendo hasta desaparecer. Suelen necesitarse entre 4 y 6 sesiones.

En muchos casos el dolor desaparece completamente y no vuelve. Por la experiencia clínica con esta técnica, a nivel internacional, se estima un porcentaje de éxito del 85%.

Además de eliminar el dolor, con este tratamiento conseguimos que el tejido dañado (tendón, ligamento, articulación, hueso, nervio…) se vaya recuperando hasta conseguir volver a estar totalmente normal o tener una función adecuada; es decir, la lesión se va reparando para volver a la normalidad. Esto se debe a que los nervios que disparan la sensación de dolor son los encargados de vigilar que los tejidos estén en buenas condiciones, que les llegue el oxígeno y los nutrientes necesarios y se elimine el CO2 y los productos de desecho. Así, cuando las células están rodeadas por un ambiente sano se vuelven más sanas y se recuperan de cualquier agresión física, química o térmica. Mientras las fibras nerviosas están excitadas y enviando impulsos de dolor no pueden realizar su función de reparación y curación. Por esto es tan importante calmar el dolor.

Se puede seguir tomando la medicación ya que no hay ninguna interacción entre la glucosa y los medicamentos. Se debe continuar con ella hasta que vaya disminuyendo el dolor y, entonces, se va bajando progresivamente la dosis hasta dejarla completamente. Si se hace de golpe podría desencadenarse un efecto rebote.

Si está realizando fisioterapia, puede continuar con ella si le produce mejoría. Con nuestro tratamiento tendrá menos dolor por lo que podrá hacer más y mejor los ejercicios de rehabilitación.

Los pocos efectos molestos son leves y se deben a los pinchazos. En general no se notan aunque alguno se puede sentir como un pequeño pellizco, también pueden aparecer algunos moratones pasajeros. Como las inyecciones son en su mayoría subcutáneas las complicaciones serían muy raras. La posibilidad de infección es extremadamente baja (1 de 300.000). 

Aunque en teoría podría existir una alergia a la glucosa porque ésta se extrae del maíz, no ha habido casos señalados hasta el momento.

Como la cantidad de glucosa que se introduce en el cuerpo es mínima, los diabéticos  toleran perfectamente el tratamiento.  Es más, al disminuir el dolor y bajar el estrés que se sufre, el nivel de azúcar en sangre bajará.

El dolor crónico, también llamado neuropático, responde muy bien a este tratamiento. 

Esta condición de dolor continuado genera una gran cantidad de sufrimiento, limitación e incomprensión en la vida de los que la sufren durante años y que, probablemente, ya han probado múltiples tratamientos médicos y quirúrgicos con mejor o peor resultado.

La PIT es un tratamiento nuevo, efectivo y seguro que puede ofrecer un alivio significativo y una esperanza de curación.

En el dolor agudo la terapia de inyecciones perineurales permite eliminar el dolor al instante e iniciar el proceso de reparación del tejido lesionado. Sus ventajas en este problema son enormes porque al desparecer el dolor se puede mantener la actividad diaria normal y también la deportiva y laboral, lo que favorece aun más la reparación de la lesión. Además, el alivio del dolor es más duradero que en los casos de dolor crónico, por lo que se necesitan pocas sesiones y la recuperación es muy rápida.