La doctora Gloria Rovira, Directora de la unidad de ozonoterapia del Hospital Quirón de Barcelona, presenta la ozonoterapia como método para paliar los dolores e infundir un poco de energía en el paciente fatigado.
La ozonoterapia es una técnica que utiliza el ozono para tratar diferentes enfermedades, desde víricas hasta problemas inflamatorios.
La fibromialgia hace que el paciente sienta dolor en determinados puntos, sobre todo cuando se ejerce presión en ellos, y que esa sensación dolorosa se extienda por todo el cuerpo.
La fatiga crónica contribuye al malestar corporal por medio de una sensación constante de cansancio, sin fuerzas para realizar ninguna actividad. Es evidente que la persona que sufre una o ambas patologías a la vez ve como la actividad diaria a la que estaba acostumbrada se altera por completo. El tratamiento con ozono intentará paliar y minimizar estos problemas.
Uno de los usos de la ozonoterapia es para aliviar los dolores de una articulación o músculo determinado. En el caso de las dos enfermedades de las que hablamos el tratamiento será integral.
Uno de los problemas en los que se ve sumido el paciente con fibromialgia y/o fatiga crónica es que se encuentra encerrado en el circulo vicioso de la inactividad. Si la persona se siente cansada opta por no moverse, y esa inactividad le hace estar aún más cansado y sentirse más débil porque no segrega endorfinas. Por eso, el primer objetivo es romper ese ciclo de estatismo.
Al empezar el tratamiento de ozonoterapia se le comunica al paciente que deberá introducir cierto grado de actividad física en su rutina diaria. Las fuerzas las obtendrán gracias a la ozonoterpaia, que oxigenará los tejidos del cuerpo para que la persona se sienta con ánimos y energía.
Muchas de las personas diagnosticadas con estas enfermedades son muy reacias a los tratamientos ya que están agotadas de ir de médico en médico sin obtener resultados. Como hemos apuntado al inicio, tanto la fatiga crónica como la fibromialgia son dos enfermedades de difícil diagnóstico ya que no existe una prueba que las refleje. Los puntos de dolor y el cansancio no son evidentes ante ninguna radiografía o biopsia, por lo que éstas son dos patologías muy susceptibles de ser infradiagnosticadas.
A todo esto debemos añadirle el desequilibrio emocional que esto comporta en la persona afectada. El no encontrar una explicación lógica y demostrable para sus males hace que muchos de los pacientes se sientan mal a nivel psicológico. Cuanto antes se inicie el tratamiento de ozonoterapia antes se pondrá límite a esta fase de angustia. Además de las punciones de ozono, se proporciona soporte psicológico porque la mayoría de pacientes tiene dificultades para aceptarse a si mismo. Las personas afectadas por fibromialgia o fatiga normalmente han sido muy activas, enérgicas y con muchas responsabilidades a sus espaldas. Por eso les cuesta aún más adaptarse a su nueva realidad, una realidad que les impide realizar gran parte de las cosas que antes hacían con total facilidad. En estos casos, el tratamiento de ozonoterapia se aplica una vez por semana.
Por medio de unas agujas muy finas se efectúan unas punciones en los puntos dolorosos, que suelen coincidir con la zona lumbar, cervical y de las rodillas. Una vez en la sesión, se aprovecha para preguntar al paciente cuáles son esos puntos que mas dolor le provocan. Cada semana se hará especial incidencia en una de estas zonas aprovechando el efecto analgésico y antiinfamatorio del tratamiento. Se atacan dos frentes a la vez. Se les proporciona la energía para que inicien la actividad física y, gracias a ella, consigan continuarla.
Las sesiones de ozonoterapia necesarias para empezar a notar mejoría son 4 o 5. Con un total de 10 sesiones, acompañadas por el apoyo psicológico mencionado, dará por finalizado el tratamiento.
Es importante destacar que cuando un paciente empiece a encontrarse mejor será conveniente que ande y que comience a realizar actividades físicas que le gusten, que le sean agradables y que se adapten a su forma de ser.
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